Propiedad intelectual y pandemia de Covid-19: La lucha contra los monopolios sobre bienes de salud

INTRODUCCIÓN
En julio de 2021, un año y medio después del inicio de la pandemia, el mundo ya contabiliza aproximadamente 200 millones de casos y cuatro millones de muertes provocadas por la COVID-19.1 Más allá de las vidas perdidas, la presente emergencia de salud viene siendo la responsable de graves efectos negativos en diversas dimensiones de la existencia humana, contribuyendo al aumento de la desigualdad, exclusión, discriminación y desempleo.

La actual crisis sanitaria no se limita a factores biomédicos y no podrá ser enfrentada apenas con estrategias medicamentosas. La pandemia de COVID-19 viene intensifi cando las diversas contradicciones sociales que existían antes de ella y se viene traduciendo en una crisis política, económica y social sin precedentes.

Con base en la historia de las pandemias y epidemias, era ya posible anticipar que el sistema de propiedad intelectual representaría uno de los principales obstáculos en el enfrentamiento a la pandemia de COVID-19. Una vez más, esas reglas comerciales son responsables por condenar a millones de personas a la muerte.

En este sentido, aunque los efectos del éter de la propiedad intelectual se puedan sentir en todos los países, su expresión más perversa es la vivenciada en los países del sur global. El acceso a las tecnologías de salud utilizadas en el combate al coronavirus es aún más difícil, y la expectativa de inmunizar a toda la población no pasa de un sueño distante para muchos países, especialmente en el continente africano y en el sudeste asiático –los cuales sólo van a conseguir inmunizar sus poblaciones de manera amplia en 2024.5

Este grave escenario, sin embargo, no se limita a la producción y distribución de vacunas. Los monopolios conferidos por la propiedad intelectual vienen limitando el acceso a una amplia gama de tecnologías de salud fundamentales en el enfrentamiento de la pandemia, como mascarillas, respiradores, ventiladores, exámenes diagnósticos y medicamentos. Así, el sistema de propiedad intelectual viene funcionando como un obstáculo adicional en esta crisis, agravando aún más la situación de los países en desarrollo.

En ese contexto, el caso de Brasil es emblemático. Atrás apenas de Estados Unidos y muy al frente del tercer colocado (India), el país ocupa el segundo lugar en el ranking de países que más han perdido ciudadanos por la COVID-19.7 Con menos del 3% de la población mundial, Brasil ya contabiliza más del 10% de los casos y más del 25% del número de muertes ocurridas en todo el mundo.

Frente a este escenario, tanto nacional cuanto internacionalmente, han surgido innumerables iniciativas con la intención de ampliar y diversificar la producción y el acceso a las tecnologías de salud utilizadas en el enfrentamiento a la pandemia. En este texto, trataremos sobre las licencias obligatorias automáticas de patentes en tiempos de emergencia y de la suspensión temporaria de derechos de propiedad intelectual relacionados al enfrentamiento de la COVID-19 en el ámbito de la Organización Mundial del Comercio (OMC) –conocida internacionalmente en inglés como TRIPS Waiver.

Además de la fuerte resistencia que vienen sufriendo por parte de la industria farmacéutica transnacional y de algunos países desarrollados, esas iniciativas han sido objeto de mucha confusión en los más diversos medios. Cuando se observa el debate político, se puede notar que desde el inicio de la pandemia los medios, los políticos e incluso militantes en defensa del derecho a la salud han tenido difi cultades en diferenciar y separar las propuestas.

Así, considerando la importancia de las dos iniciativas para el enfrentamiento de la pandemia de COVID-19 y de futuras crisis sanitarias, los objetivos principales de este texto son: (l) aclarar el funcionamiento de cada una de esas estrategias; (ll) evidenciar las importantes diferencias entre ellas y, por fin; (lll) ofrecer un diagnóstico práctico de cómo ellas se complementan entre sí.